La Torre de noche: reflexiones desde el Finesterre

En este blog, al que eres bienvenido, amable lector, puedes dejar tu opinión libremente sobre los asuntos planteados y proponer nuevos temas.
Al Occidente de la piel de toro, contemplando el océano infinito, hasta Nueva York, las libertades individuales van configurando
un sentimiento colectivo.
"¡Tiene que llover
a cántaros!"

lunes, 21 de febrero de 2011

Los paises bajo el yugo islámico están viviendo algo que para los analistas de los medios de masas causa extrañeza, perplejidad e incluso, miedo: atascados en la auto-censura que el sistema actual produce, no son capaces de explicar estos acontecimientos, que cifran, en la mayor parte de los hechos, en la pobreza en la que viven la mayoría de los habitantes de estos centros petrolíferos.
Se puede observar que incluso los periodistas desplazados a las zonas, no reflejan con veracidad lo acaecido; las revueltas pretenden provocar la separación de los poderes del Estado, alejándolos de regímenes medievales que impiden la participación del pueblo en su destino. En definitiva, se trata de una revolución renacentista, que separe el poder religioso del político.
Casi todos estos países, a excepción de Túnez y Argelia, tienen un rey en su cúspide, un rey que obecedece a la ley islámica como baluarte.
Lo más llamativo de las escasas imágenes que nos llegan es ausencia total de mujeres. Es una "pescadilla que se muerde la cola" y que, lo quieran o no los diversos estamentos sociales, tiene que aparecer cuando menos lo esperemos. No es posible reprimir eternamente a las mujeres. El problema ha aparecido en estos momentos porque no se puede pervertir más la situación: estos totalitarismos de raíz religiosa se están auto-destruyendo: No es posible la cárcel eterna en vida de tantas personas que, de buena fé, creyeron en que lo transmitido por los ayatolas es la verdad. Muchos de estos hombres han vivido en Europa y han comprobado que estaban sometidos a férreas dictaduras en las que los reyes. jeques y ayatolas son los únicos destinatarios de los ingresos que proceden del petróleo y el gas. La miseria está generalizada, pero es sobre todo, la falta de libertades lo que ha encendido la mecha y se propaga sin que los poderes fácticos puedan impedirlo.
Es tal la hipocresía moral que avasalla a la gente que, por ejemplo, en Marruecos, está prohibido fumar hachís, y que sin embargo, los cultivos no sólo no se interrumpen sino que, considerándolos como cultivo tradicional, son confiscados por el Mohamed VI lo que produce que sea él el dueño del producto, siendo por ello, uno de los hombres más ricos del planeta.
Hasta cuando hemos de soportar tanta hipocresía?
No es de extrañar esto tanto a quienes estamos padeciendo la ley contra los fumadores de tabaco que se ha producido en España: no es una ley contra el tabaco sino contra los fumadores, mientras las ventas han aumentado en estos dos meses, la consecuencia principal es el cierre de muchos negocios pequeños y que por tanto no son noticia de los medios.
En un país donde los bares y restaurantes son parte de nuestro principal negocio, el turismo, sólo un gobierno de atontados como es éste o el que venga -en esta España no hay ningún partido que vele por intereses del pueblo- y donde hasta los sindicatos están al servicio de los que mandan, sólo se me ocurre que la única salida es un boicot total a semejante majarada.
Por la libertad, por la democracia auténtica y no esta pseudo-democracia, es hora de levantar la voz y lo que haga falta para dejar de estar al albur de los indeseables.